¿Sabéis eso que no dejan de repetiros? Esa frase que dice ''vive el momento'' hasta ahora no la había comprendido del todo, no sabia lo que encerraba esa pequeña frase tan sonada.
Y eso es lo que estaba pensando mientras que Roberto subía con mi descafeinado. Recuerdo perfectamente que abrió la puerta diciendo '¿Donde esta mi princesa?' Y yo le respondí con el corazón en un puño, que esta princesa no era portadora de buenas noticias...
Lo hice, le mentí.
Le dije, que no le quería, que se largara, que olvidara mi nombre, nuestra historia y que en dos semanas volvería a casa y que no quería ver nada de él.
No me arrepiento, ahora solo me quedan 4 meses, voy contra reloj. Lo sigo amando. Y cuando mis ojos se cierren para siempre lo seguiré haciendo.
Pero ya esta hecho. Y a lo hecho pecho. En estos dos años en el hospital he aprendido una pequeña verdad, que pasa desapercibida por el mundo, pero que cuando estas entre esas cuatro paredes te percatas de que lo más importante en la vida, es el recuerdo con el que te vayas... No quiero recordarme sentada en el sofá mirando ese cuadro tan feo, que me regaló mi hermano... No quiero recordarme seria, no quiero recordar como esperaba mi muerte. Esta enfermedad le ha dado un vuelco a mi vida. En estos momentos me siento libre, libre por que no salgo con el miedo, de que me atraquen o me atropelle un coche... Se la fecha exacta de mi muerte... y no me importaba adelantarla. Ahora mismo soy 'El carpe diem con patas'.
Una vida en párrafos.
miércoles, 26 de diciembre de 2012
domingo, 19 de agosto de 2012
CAPITULO 1: Seis meses.
Daniel es como me gustaría ponerle a
mi hijo, pero hay sueños que son imposibles, la vida es dura, por
mucho que la quieran pintar de rosa. Hace dos años que llevo
luchando por mi vida, hace dos años que me detestaron el cáncer,
hace un año y medio que empecé a tratarme, y hace pocos días que
me dijo mi medico, que no podría hacer nada mas por mi, que me
quedaban seis meses.
Oír eso con 23 años no es fácil, y
mas si va dirigido a ti.
Fue un sábado por la mañana, desperté
una vez mas en esa habitación de cuatro paredes azules, con cortinas
blancas que tanto detesto, pocos minutos después de que Loli mi
enfermera me sirviera el desayuno; entró en mi habitación mi
medico, lamentablemente para mi no era portador de buenas noticias, y
su cara lo delató en cuanto levantó la mirada y me miro a los ojos,
poco después de que dijera menos de una frase, me derrumbe por
completo, no lo deje acabar, cuando empecé a gritar sin fuerzas, a
exigir un cambio de hospital, escuchar una segunda opinión, me
negaba a tirar dos años de mi vida en un hospital, me negaba a morir
en el, tenia que haber alguna solución, cualquier cosa, un
trasplante, mas tratamientos, algo cualquier cosa la mínima
esperanza me bastaba, pero no había remedio, hicieron todo lo que
estaba en sus manos. De repente se me cayó el mundo, vinieron a mi
mente demasiados planes, demasiados sueños, destruiros por una puta
enfermedad, toda una vida destruida, seis meses me quedaban para
soñar, para vivir, y respirar. Pero lo inimitable pasó, las
lágrimas corrían por mis mejillas rápidas, y sin ningún tipo de
preámbulo, rompí a llorar como nunca en mi vida lo había hecho. Lo
peor de todo, es que hiciese lo que hiciese ya todo había acabado,
no iba a acabar la carrera, no me iba a casar, no podría llamar a mi
hijo Daniel, ni elegir el color de las cortinas de la habitación de
mi futuro hijo, ni hacer ese viaje de novios que todos soñamos, ni
formar una familia, pagar una hipoteca, nada, todo se acabó. Y lo
peor, lo que mas rabia me daba de todo este asunto es que no sabia
como decirle a Roberto que lo dejaba, que no quiero que me vea morir,
que quería que se fuera, y que me dejara en paz, que se olvidara de
mi, y que buscara a alguien que le pudiera dar la compañía que yo
nunca podré darle, no sabia como decirle a ese chico que bajo a por
un café, que ya no le quería aunque fuese mentira.
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